La culpa de todo la tiene Toña

Y resulta que la culpa de todo lo que me pasa es de una mujer milenaria a la cual nunca conoceré.

Y la historia, en cierto punto, inicia así: Pa Tín (el bisabuelo del que ya les he contado) se casó a los 19 años con una muchacha de nombre Antonia. Dice mi abuela que si a los 60 años Pa Tín era bruto no quiere imaginar como era a los 19 años. La tal Antonia, llamada por todos Toña, tenía familiares en Chihuahua Capital, y su vida se la pasaba entre reminiscencias de esa "bella" ciudad. Pa Tín y Toña al momento de matrimoniarse vivían en Cd México, no entendemos pues cual era la cosa que motivaba a la pobre mujer a recordar y añorar con tal empeño a la capirucha de Chihuahua. Entre suspiros y frustrados intentos de visita a Chihuahua les nacieron dos hijitos, nunca sabré si mujeres, hombres o uno y uno. Finalmente, un día de esos en los que la fortuna suele sonreírle a alguien mientras que para otro significa el principio del fin, Toña pudo hacer realidad su sueño y finalmente pisó tierras chihuahuenses. Sepa Dios lo que pasó en esos días de su visita pero le sirvieron para tomar la resolución de mandar al cuerno a su flamante marido y deshacerse de una vez y para siempre de sus retoños. Así fué, solo le telegrafió a Pa Tín indicandole que nunca más volviera por ella: habían terminado. Inútil todo intento de recuperar a su mujer. Encontrose pues a los 22 años, dejado y con dos chilpayates. Y entonces decidió que algún día EL también iría a Chihuahua, cuando, como y de que manera era lo de menos. Sus dos hijos fueron adoptados por una de sus dos hermanas (al parecer dos arpías solteronas adineradas que nunca quisieron a la tal Toña, quien sabe, quizás intuyeron la frivolidad que impregnaba su esencia). Un viaje rápido, una maleta, dos niños quizás aterrados, un ádios. Ni padre ni madre volvieron a buscar a esos dos hijos nacidos de un matrimonio condenado al fracaso desde el principio. Mi abuela reconoce que Toña resultó mucho más inteligente de lo que se cree al deshacerse del pobre de Pa Tín. Por lo visto nadie pensó jamás en esos pobres niños. Pasaron los años, muchos por lo que sé cuando Pa Tín conoció a Má Tita, y ps se casaron. La pobre mujer le tocó en suerte andar de judío errante con Pa Tín por toda la orbe terrestre (esto es para darle dramatismo a la escena ya que solo anduvieron por la República Mexicana). En uno de esos viajes alucinantes por fin!! al parecer habían echado raíces en Monterrey. Cuenta mi abuela que vivían bien, tenían todo lo necesario a pesar de estar en tiempos de crisis por la Segunda Guerra Mundial (no había azúcar, ni gasolina, ni elementos "suntuosos" pero dice que por comida no lloraban). Pa Tín a quien le solían decir en tono recriminatorio sus suegros: piedra que no se queda en un solo lugar no cría musgo, no estaba en paz y un día llegó con la cara iluminada: contaban que una nueva ciudad se estaba formando y que la riqueza estaba al alcance de todos, mi bisabuela solo alcanzó a articular que estaban muy bien en Monterrey, que para que quería cambiar de residencia, ya estaban por comprar una casa! De ninguna manera!!-contestó Pa Tín, en Delicias vamos a comprar no una casa sino dos o tres!!
Hicieron liacho y ahí vienen para Delicias. En un lado del Mercado Juárez, justo enfrente de un B Hermanos, enseguida de donde venden unas aguas deliciosas, ahí merito puso su peluquería mi bisabuelo, a la cual nombró: El Rizo de Oro.
Y que si les empieza a ir muy bien y que si compran una casa, y que todos se empiezan a encariñar con la nueva ciudad y que de nuevo le entra la mirada de loco a mi bisabuelo. Y conoce a un malhechor que le llena la cabeza de sueños guajiros: Don Martiniano, venda su casita y con ese dinero ponemos una peluquería en Chihuahua, ahí si se recibe el dinero a carretadas. Toing! Chihuahua!! Por fin!!!! Y vende la casa y la peluquería y así sin más le entrega todo el dinero al hombre desconocido. Y el hombre desconocido que era un borrachín se pone la mejor parapeta de su vida, se juega el dinero en una sola noche y lo pierde. Ahí quedó una vez más el patrimonio de la familia (por enésima vez, ya que Pa Tín era un hombre muy culto, autodidacta, que sabía varios idiomas pero que estaba totalmente negado para el lado práctico de la vida). Así pues, la familia tomó camino rumbo a Chihuahua, sin un quinto en la bolsa, defraudados. Mi abuela tenía 13 años y tuvo que salir a trabajar para ayudar con el sustento familiar. Entró a trabajar a la mercería propiedad de mi abuelo y dice que fué entonces que su destino se torció para siempre. Termina la narración del episodio familiar entre suspiros y me dice mi abuela: ves como es cierto eso de que la culpa de todo la tuvo Toña??

No puedo parar de reír, mi abuela se ríe de buena gana conmigo y me dice que quizás sus nietos son lo único bueno que le trajo todo este asunto de Toña y su mal versado amor por Chihuahua, lugar que por otra parte mi abuela odia con un odio reconcentrado.

Yo me pregunto que hubiera pasado si Toña no se monta en su burro. Sencillo, verdad? Yo no estaría en este momento tecleando esta historia.