Con tantas cosas que me han sucedido en los últimos dos años, creo que empieza a emerger una nueva personalidad que no logro definir todavía.
Antes yo solía decir que la mejor etapa en mi vida era esta, la de casada y madre de un chilpayate, pero tarda uno más en vanagloriarse de algo, en que la realidad le salte a uno a la cara. Ya nunca más lo diré, de hecho ya no me sale decirlo y ni siquiera por equivocación lo diré nunca más. Ahora mi mejor etapa soy yo, eso es lo que he aprendido, y tú (sí, tú) sin hacerlo de forma consciente tal vez, me has hecho aprenderlo. Ya no importa tanto lo pasado, solo es parte de una reflexión profunda y de un aprendizaje que supongo tenía que asimilar. De tí he aprendido (sin que sea por que así lo quieras) a entender que lo que debe importarme no es que seas feliz tú ni que está en mis manos que lo seas, tengo que ser solo yo y procurar mi propio bienestar (no creo en la felicidad) y ya si decides compartir algo conmigo será tu decisión y viceversa, creo que es el camino a la libertad que desde niña soñe tener, y que equivocadamente pensé que la había encontrado al casarme y anularme (en cierto modo) a mí en busca del bien común de la nueva familia. No, así no es la cosa, y nadie lo va a agradecer nunca, al contrario. Ahora cada vez me siento más en paz conmigo misma, menos inconforme con lo que tengo, con lo que soy, mucho o poco, de buena o mala calidad, pero eso soy y ni nadando contra la corriente seré de otra forma. Como bien dicen: Hay que sufrir para merecer. Tuve que dejar una parte de mi alma en el camino, perdí tantos buenos momentos que pude compartir con alguien más, dejé de ser lo que era por ser nada, por eso es que ahora siento que está surgiendo una nueva forma de ser que no existía antes, pero estoy satisfecha, ya no tengo expectativas, ya no espero nada de los demás, solo espero lo que yo me puedo brindar y que las personas que deseen compartir su tiempo conmigo, sea poco o sea mucho, será valorado en su justa medida. A todos les debo algo, porque mi tiempo era solo para tí ( sí, tú, no te hagas que la virgen te habla) y eso está cambiando tan imperceptiblemente que todavía no está todo en la superficie, es como cuando se acomodan las placas teutónicas de nuestro planeta, es poco a poco e internamente.
En fin, la vida se compone de cosas tan pequeñas que cuesta valorarlas y las personas que uno puede querer tanto que no importa si ya no pueblan este mundo, porque están más presentes que nunca y casi casi se puede extender una mano y tocarlas.
El absurdo de la vida. Habrá quienes si sepan para donde van?
Yo no, pero quiero recorrer el camino con una manita tomada de mi mano. Eso es todo lo que espero de la vida, lo demás ya será un extra positivo o negativo, que importa.