Dichos Desafortunados.

Eran dos hermanas, ambas oriundas de Chihuahua Capital. Una de ellas enfermera, la otra ama de casa. La ama de casa tenía un extraño parecido con el Chapulín Colorado, y no precisamente por usar calzones amarillos encima de mallones rojos, sino porque cambiaba constantemente los dichos de una manera harto hilarante, sobre todo porque no era premeditado, no, el cambio solía acompañarlo de una inocencia atolondrada a la que seguía la estupefacción por las risas que se levantaban a su alrededor después de que ella, con toda la seriedad del mundo aderezaba las pláticas con algún dicharacho mal armado.

Hubo una vez que estuvo por ocasionar un cataclismo debido a esta peculiaridad.

Su hermana enfermera se fué a hacer su servicio social a una clínica en Cd Juárez. De todos es sabido la fama de mujeres fáciles que sin razón se merecen las mujeres de dicha frontera. Lo digo porque viví en Juárez y es como en todas partes: hay de todo en la viña del señor.

Pues bien, estaban en una reunión familiar debido al regreso de la enfermera a las tierras mochas y de la vela perpetua (osea Chiras) cuando le comenzaron a preguntar si era verdad que en Juárez andaban todas encueradas, solo esperando que algún hombre cayera en sus redes. La platica siguió versando sobre ese punto. La hermana ama de casa se creyó con la obligación moral de acallar las sospechas que se estaban cerniendo sobre su casta (??) hermana, a quien las demás ya la empezaban a ver rarito y dijo en voz tan alta como pudo, para hacerse oír en medio del cotilleo de las mujeres:

Qué Irma sea una puta no quiere decir que todas las mujeres de Juárez lo sean.

Gracia de Dios que la enfermera se encontraba de cuerpo presente y pudo resarcir el error.
Caso contrario sus invitaciones a reuniones familiares y de amistades hubieran disminuído radicalmente y las invitaciones de hombres respetablemente casados y libidinosos de escondidas le hubieran llovido.

Dije Gracia de Dios? tal vez le hubiera convenido más lo segundo, jo jo.