Wednesday, January 23, 2008

Tú y yo

El primer recuerdo tuyo que tengo grabado en mi memoria se remonta a cuando yo tenía dos años y tú cinco, me quitaste la gelatina que me estaba comiendo, mi llanto llamó la atención de mi mamá quien me sirvió más gelatina y así quedó sanjado el asunto.

Luego recuerdo cuando vivíamos en la Ocampo, y jugabamos al bote volado, cuando organizabas las obras de teatro con títeres y me regalabas boletos, o cuando me regalabas libretitas de post it que al señor de la imprenta le salían mal y las repartía entre tus amigos. Luego recuerdo cuando me paseabas en bicicleta mientras hacíamos planes de algún día poder viajar a todo el mundo juntos. Luego recuerdo cuando me puse perfume en la mesa mientras comía pasitas y fuiste a buscarme muy alarmado porque Aguela se había comido las pasas llenas de perfume que dejé en la mesa y por poco y se envenena. Luego me acuerdo cuando me dijiste cierra los ojos y abre la boca y en lugar de recibir el ansiado chicle con relleno de fresita mastiqué dos chiles piquín. El remedio que me dió Yaya, comer azúcar no sirvió porqie por error comí sal mientras tú te desternillabas de risa. Luego me acuerdo de cuando me separaron de tí, ahora puedo ver con claridad la enorme tristeza que te embargó pero en ese momento yo solo pensaba en lo que me dolía a mí dejarlos a ustedes.

Luego recuerdo cuando llegaste a mi casa en Villa Ahumada y me dijiste que habías vuelto, yo no sabía porque ni pregunté, ahora que lo sé no sabes cuanta tristeza me provoca, cuanto dolor, en esos momentos gracias a Dios yo solo tenía 7 años y no me interesaban los porqués, solo me interesaban los cuándos, y ya estabas de nuevo con nosotros. Luego recuerdo cuando juntos fuimos a esa primer feria en Villu, y disfrutamos como locos de los juegos mecánicos y los dulces y fuimos felices. Luego recuerdo cuando nos comíamos los chocolates que nos compraba mi mamá mientras sentados en una banca de la plaza leías en voz alta para los dos y con perfecta entonación los cuentos de Archie, Memin Penguin, Parchís, Sabrina, etc. Luego recuerdo que otro día me encontré con que teníamos que hacer de nuevo maletas: nos íbamos a vivir a Delicias. Y tú? te quedaste a vivir en casa de la maestra Susana. Ahora que sé porqué no lo puedo soportar, como es posible? tenías 11 años y te quedaste solo con unos extraños. Y otra vez tu carita triste mientras nos despedías y yo llorando sin entender porque te tenías que quedar. Me sonreíste: no te preocupes, Patrosia, en cuanto pueda voy a ir a Delicias a visitarte. Y yo diciendote ádios hasta que dejé de verte. Y luego recuerdo cuando veniste a Delicias a visitarnos y te volviste a ir. Luego regresamos a Villa Ahumada y ahora yo te visitaba en Juárez. Tomaba yo sola ese tren y sabía con toda certeza que me estarías esperando en la central. Yo tenía 11 años y nunca me dió miedo. Y llegaba y en efecto ya estabas ahí. Patrosia!! aquí estoy!! tengo tres horas esperándote!! y tú tenías 14 años solamente. Y luego entré a la secundaria y comencé a visitarte con menos frecuencia y a responder tus cartas con mayor lentitud pero tú seguías visitandonos, mandando cartas, preguntando porque no iba más seguido a Juárez, porque no respondía a tus cartas. Recuerdo cuando te ganaste algún dinero en no sé dónde y me regalaste una parte: pero shhh no le digas nada a Aguela porque luego va a querer comprar mandado con esto y lo quiero para comprar rollos para la cámara y dos libros del Asimov. Luego nos volvimos a ir. Ahora para Santa Isabel y fue entonces cuando tú comenzaste a cambiar, pero seguías al pendiente, mandando cartas, exigiendo respuesta rápida. Luego empezaste a estudiar fotografía y comenzaste a enviar fotos y anécdotas, y la escuela iba muy bien. Y luego tuviste que dejar la escuela porque no había dinero. Supongo que sería una decepción enorme pero nunca pregunté, yo tenía "tantos problemas" que no podía prestarte la atención que requerías.

Y luego el ver como te sumías en una extraña personalidad que no pude comprender, o no quise, y no creas que lo digo a la ligera, me duele darme cuenta de cada uno de mis errores. Y luego el terrible suceso de tu secuestro, días interminables sin saber cual era tu destino. Volviste, pero todo había cambiado. Te fuiste a Monterrey, luego a La Paz, tus cartas seguían llegando con cierta regularidad, mientras las mías escaseaban más y más. Ya eras otro cuando regresaste, tan frágil, tan diferente, con la voz casi quebrandose y sin embargo tu gran dignidad intacta, seguías siendo como siempre lo fuiste el gran señor dueño de toda la verdad. Y luego estuviste aquí, en Juárez, en Chihuahua, aquí de nuevo, tu enfermedad comiendote a pasos agigantados y toda la familia impotente viendo como te consumías, como buscabas la muerte y no la encontrabas, Yuri, la persona con más importancia dentro de la familia y nadie que pudiera ayudarte.

Y luego, la tristeza, la conmoción, el remordimiento. La añoranza, la desolación individual y colectiva de la familia, y ahora, hoy 23 de enero del 2008, dandole vueltas al mismo asunto mil veces masticado, mil veces analizado, mil veces recreado, y aún no tengo respuestas a nada. Y solo queda el enorme vacío que dejaste y que se va agrandando conforme sigue pasando el tiempo. Esto que escribo solo es por tratar de poner en palabras un dolor inconmesurable, por darle un límite a la extrañeza que me produce vivir esta vida, por darle un nombre y un sitio a mis recuerdos, por refrendar el lugar que ocupas en mi vida, por no permitir que el olvido se apodere de mí, por dar salida a todo esto que no puedo hablar con nadie.

Te quiero.